He calls me everyday to give myself completely and show how much I love Him!
¡Todos los días me llama
a dar todo lo que tengo!
Esta tarde me senté a reflexionar sobre las palabras del
Evangelio que escucharemos este domingo y al hacerlo me vinieron a la mente muchos
pensamientos. Algunos de ellos lo suficientemente fuertes como para darme
cuenta de que las elecciones que he hecho reflejan las convicciones que tengo.
Oiremos en el evangelio estas palabras
“Si alguno viene a mí sin odiar a su padre y a su madre,
esposa e hijos, hermanos y hermanas,
y hasta su propia vida,
él no puede ser mi discípulo.”
Más tarde, escuchamos a Jesús hablar sobre llevar la cruz,
calcular el costo de construir una torre, mirar a las tropas antes de ir a la
batalla y finalmente entregar las posesiones. Estas son definitivamente algunas
cosas muy difíciles de hacer.
Nos preguntamos quién de nosotros odiaría a nuestros padres,
construiría un edificio sin suficientes recursos, o correría hacia un campo de
batalla sin suficientes tropas. Estos son probablemente buenos ejemplos para darnos
cuenta de que seguir al Señor no es una tarea fácil, sino que requiere grandes
sacrificios. Nos invita a darnos cuenta de que seguir al Señor nos traerá
suficientes desafíos. La pregunta es '¿Estoy dispuesto a seguirlo sabiendo que
lo que voy a responder me llama a tener un corazón grande, enorme?'
El Señor no nos está pidiendo que odiemos a nuestra familia,
sino que nos demos cuenta de que habrá momentos en los que tendré que tomar
decisiones que pueden causar mucho malestar y, a veces, hacer que deje ir a mi
propia familia. Estamos llamados a no tener miedo de construir un edificio,
sino a darnos cuenta de que construirlo no va a ser fácil. Estamos llamados a
no quedarnos sentados en casa esperando que el enemigo nos devore, sino a ir a
la batalla y esto significa prepararnos para ella con gran determinación.
Y luego me pregunté '¿Qué pasa con la elección que hice?'
Ah, ja, y ahí me estaba emocionando un poco porque pensé que ya iba a sentir un
poco de eso hasta que hablé con una muy buena amiga mía a quien conocí aquí en México. No solo es una doctora, sino también una buena amiga que me ayudó a ver el lado realista de las decisiones que tomé.
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